LITERATURA /// Lecturas

Mujeres en el puente

DOMINIQUE /// Txaro Begué

AUTOEDICIÓN, 2012

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La crisis, los problemas casi endémicos del sector y los acelerados cambios de soportes, hábitos de lectura y modelos de negocio obligan a repensar mil veces cualquier iniciativa editorial. Los actores profesionales del libro están a la defensiva, por no decir de los nervios, sin que eso afecte a quienes, rechazados o ninguneados por ellos, desean publicar hasta el extremo de sufragar sus aventuras literarias. Lo difícil, una vez realizado el esfuerzo económico, es dar a conocer esos libros y, más aún, conseguir suficientes puntos de venta. Casi nunca se logra. Y cuando los ilusionados autores rompen el cerco, sus modestas tiradas acaban sepultadas entre los setenta mil títulos que todavía se editan al año en España. Triste e inevitable final. También una bonita experiencia si la efervescente locura que la impulsa acaba en el mismo momento en que el libro sale de imprenta. La fragua de sueños entintados, ahora en peligro de extinción, marca el límite. Todo el resto acostumbra a ser silencio.  

 

No sabía nada de Dominique antes de reparar en la vieja foto de una anciana y un bebé de su cubierta. La dueña de la papelería donde compro periódicos en Pamplona me dijo que lo acababa de publicar una hermana suya. ¿Una autoedición?, le pregunté al no encontrar referencia a sello alguno. “Sí, es una obra modesta, de tono familiar, pero está muy bien”, me explicó. Todo cierto. No se trata de una novela, ni se ha buscado escribirla. En las primeras páginas Txaro Begué confiesa haber mezclado realidad y ficción para narrar la historia de las mujeres que la precedieron en la venta familiar de Luzaide/Valcarlos, en la misma línea que separa España y Francia. Su pretensión “no es contar grandes cosas”, sino comprender lo que “pensaban, sentían y soñaban” su tatarabuela Anne, su bisabuela Dominique, su abuela María y su madre, además de otras figuras femeninas secundarias. Dicho así, puede parecer un empeño poco ambicioso, pero el acierto de la autora es que, ciñéndose a él, no sólo insufla vida a sus personajes, sino que además, con cuatro trazos, da noticia de las épocas que les tocó en suerte. “Las circunstancias que rodearon a mis abuelas –concluye en la presentación– son las que hacen que esta historia sea tan especial”.      

 

La renuncia de Dominique a la existencia más libre, más culta y más moderna que vislumbra durante su estancia como sirvienta en Madrid a principios del siglo XX, vertebra el relato. Suyo es el cuaderno secreto que liga una estructura narrativa en general bien resuelta, aunque ciertos personajes parecen actuar sólo a beneficio de obra y se detectan clamorosos paréntesis históricos, como el de la guerra civil. Da igual. Un fallo menor en comparación con lo bien que Txaro Begué refleja el tormentoso mundo interior de sus ancestros femeninos, la violencia soterrada de la que son víctimas, el difícil encaje entre generaciones, la profundidad de sus afectos, lo insondable de sus tristezas, el arte que despliegan en la cocina, la destreza con la que contrabandean al menudo mientras cruzan a pie el puente de madera entre Luzaide y Arnegi. Ese puente es fundamental en la narración, igual que la exuberante naturaleza boscosa que lo rodea. Carabineros y contrabandistas, las ideas progresistas y retrógradas, el tráfico de armas y de comestibles, las familiares de aquí y de allí, las lamias y las maumas…van y vienen sobre la regata a la par que las voces en euskera, español y francés. La ley no escrita de la frontera es la que rige allí.

 

Nada hay de deslumbrante o innovador en Dominique, pero resulta una notable obra primeriza, sobre todo si se consideran los limitados recursos estilísticos puestos en juego y se pasa por alto el batiburrillo de tipografías, los pesados encabezamientos de página, las erratas y los dobles espacios entre palabras que dificultan su lectura. Txaro Begué enhebra hábilmente el hilo argumental que la une al ayer hasta perfilar su propia peripecia, ya en Pamplona y la modernidad, lejos del permanente susurro de la regata, acorde con las existencias quizás irrelevantes pero intensas de sus antepasadas. Esa última parte, la menos consistente, sería seguramente eliminada en un hipotético costurero literario que pretendiera convertir su relato en best-seller. Ha pasado y pasa cada vez más. Una obra embrionaria, a poder ser de tema femenino, se convierte en novelón tras pasar por las manos de un pequeño equipo de editoras: la que desarrolla el contexto histórico, la que pule los diálogos, la que describe el vestuario, la que inflama las escenas de cama…Dominique cuenta, además, con buenos puntos de arranque: la gaulana (contrabando nocturno) a través del monte, los encuentros de Dominique con Ricardo Baroja en Madrid, los enseres antiguos guardados en el sabaio (desván) de la venta, la violación de dos mujeres de diferentes generaciones, la disparatada conquista de Valcarlos por el capitán republicano Mangado en 1884, la lucha por la escolarización de las niñas, la irrupción de un maquis herido en la posguerra…Con muchos menos mimbres se han confeccionado mamotretos de insultante éxito.       

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