LITERATURA /// Lecturas

Fundido crítico de lo real y lo irreal

PROYECTOS DE PASADO /// Ana Blandiana

PERIFÉRICA, 2008

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El nombre, el prestigio que se ha labrado en pocos años y hasta su emplazamiento parecen suficientes para afirmar que Proyectos de pasado encontró la editorial idónea en español. Periférica en tanto que escritora del Este europeo, Ana Blandiana goza, sin embargo, de reconocimiento internacional por su producción poética y por una obra narrativa que puede definirse como fantástica o, al menos, por el firme empeño con que aborda las infinitas modalidades de lo real. Tan infinitas que ni resulta asombroso que un pequeño sello de Cáceres edite a una escritora rumana y, según parece, con buen resultado, ya que ha añadido a su catálogo Las cuatro estaciones, otro de sus títulos.

Ana Blandiana, nacida Otilia Valeria Coman en 1942, destacó en plena juventud como poeta y fue una indiscutible referencia de la oposición intelectual a la dictadura comunista. En el clarificador prólogo de Proyectos de pasado, escrito por la profesora de la Universidad de Salamanca Viorica Patea, se la equipara a Anna Ajmatova y Vaclav Havel en tanto que “conciencia de su época, símbolo de valentía e integridad moral ante un poder totalitario” y por su concepción de la literatura como una forma de resistencia ante el terror de la Historia”. El propósito de Proyectos de pasado es ése, sin duda. Los once relatos describen una sociedad despojada, hostil, en derrumbe material y moral, manipulada por el envoltorio inútil de las palabras y sometida por el sinsentido del ejercicio del poder. La narrativa de Blandiana, ni realista ni socialista, pudo ver la luz, hasta su prohibición en los últimos años de Ceauscescu, gracias a que su registro metafórico, muy propio de una poeta, amortiguaba el contenido crítico. Y también porque representaba una continuidad de la literatura fantástica rumana, en la que cabe encuadrar desde el poeta nacional decimonónico Mihai Eminescu hasta el novelista contemporáneo Mircea Cartarescu, del que ya se han publicado seis títulos en español y uno en euskera,

Al comienzo de “La iglesia fantasma”, último relato del Proyectos de pasado, de aparente poso autobiográfico, Ana Blandiana desvela la clave de su empeño en fundir literariamente lo real e irreal. Reconoce que son mundos paralelos pero a veces un elemento fantástico, a través del tamiz de la realidad, regresa a lo imaginario, fortalecido por la autoridad de esta comprobación, mientras que un elemento objetivo que se vuelve irreal va adquiriendo significados capaces de transfigurar su existencia, de la que se ha evadido por un instante”. Eso sucede con el templo pueblerino que navega desde los Cárpatos hasta la desembocadura del Danubio, con otra iglesia transportada en el aire por cientos de miles de pájaros con la narradora de “En el campo” en su interior, con los restos de una fosa común utilizados para levantar un dique en medio del diluvio bíblico de “Reportaje”, con el gorila callejero que aprisiona a la propia autora en “Imitación de una pesadilla”, con los ángeles que, seráficamente encarnados o sólo de papel maché, pululan por “Aves voladoras para el consumo”, “La gimnasia nocturna” “Lección de teatro” y “El traje de ángel”. Esos extraordinarios sucesos e inesperados actores, en bastantes casos con resonancias religiosas, acaban aportando el significado real de la trama.

El autoritarismo, la amenazante presencia policial, la sangría humana causada por las deportaciones, la ruina del mundo rural, el ahogo por la falta de libertad y otras penosas características de la Rumanía comunista enmarcan unas historias escritas con detalle, incluso morosidad. Ana Blandiana analiza sensaciones contradictorias, maneja la antítesis como herramienta de conocimiento, contrapone diferentes visiones de un hecho, se desdice si viene al caso y hasta ensaya vías alternativas para convencer al lector de que no desbarra por increíble que resulte lo que cuenta. La suya es una literatura fantástica que refleja una realidad horrible, dolorosa…e inaceptable. Como dice la narradora del relato que da título al libro, el absurdo del mundo no puede tomarse como una conclusión moral.

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