LITERATURA /// Lecturas
Una autora y una obra partidas de dos
¿POR QUÉ SER FELIZ CUANDO PUEDES SER NORMAL? /// Jeanette Winterson
Lumen, 2012
....................
Las dos frases, casi seguidas pero en párrafos distintos, revelan mucho del libro y de la mujer que lo ha escrito. “Las historias personales funcionan para los demás cuando esas historias se convierten en paradigmas y parábolas”, afirma la primera. “Los libros son, para mi, un hogar”, proclama la segunda. Dos locuciones tan sencillas como tajantes. Hay que llegar a la página 71 de ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? para leerlas, pero habrían encajado en un prólogo si Jeanette Winterson fuera de la clase de autoras que los necesitan. No parece el caso. Más bien puede concluirse que detesta prolegómenos y circunloquios, ya que inicia su descarnado relato autobiográfico con el reproche con el que la zahería su madre: “El Demonio nos llevó a la cuna equivocada”.
El fanatismo de la señora Winterson, como la llama Jeanette, parece corresponder a una esfera funesta e irreal, sólo imaginable en el territorio del Cinturón Bíblico retratado por Richard Brooks en Elmer Gantry, con Jean Simmons como la predicadora Sarah Falconer. Encontrar esa extrema religiosidad en el norte de Inglaterra durante las décadas de 1960 y 1970 no sólo desconcierta al lector, también le coloca ipso facto del lado de la narradora. Primero, en su enconada lucha infantil contra la virtuosa fiera que tiene por madre. Después, en su precoz reivindicación de la homosexualidad, simultánea al descubrimiento salvador de la literatura. Y finalmente, en su traumática reconstrucción personal, posible por la vivencia gozosa del amor maduro y culminada al reencontrar, sin falsas lágrimas de telenovela, a su madre biológica.
¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? está cortada en dos, como la propia autora. Entre la primera y la segunda parte hay un breve intermedio en el que Jeannette Winterson anuncia un salto de 25 años tras confesar que quiere seguir leyéndose (o sea, escribiéndose) como ficción. Pero eso no sutura, ni enmascara, su escisión íntima: bebé abandonado-rescatado, niña adoptada-rechazada, joven proletaria-licenciada en Oxford, mujer enamorada del amor-incapaz de amar y escritora cuerda-loca. Dura infancia la suya con una toponimia de sonoridad rasposa: Winterson, Accrington, Water Street, Iglesia de Elim, Blackburn Road… Pero, al fin, una mujer salvada por la lectura, en primera instancia, y por la escritura. “Se habla mucho –argumenta rememorando la voracidad lectora en su época oxoniense– del mundo domesticado frente al mundo salvaje. Como seres humanos, no solo necesitamos una naturaleza salvaje; necesitamos el espacio abierto e indómito de nuestra imaginación. En la lectura está lo salvaje.” Y sí, un aliento irreductible se manifiesta en ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, título que reproduce la insidiosa pregunta que la señora Winterson le espetó a su hija, cuando ésta, en plena adolescencia, le confesó que amaba a una chica.
La recreación del empobrecido entorno en el que creció constituye otro de los logros de Jeannette Winterson. Obviamente, no siente nostalgia de los 16 años que pasó en una casa sin retrete, cocina de cisco y cena de cebollas y patatas el jueves, víspera del día de paga. Ella no solo fue víctima del fanatismo pentecostal de su madre, sino también de la brutalidad, “rutinaria” según la define, del mundo obrero de entonces. Pero en su obra realiza una convincente reivindicación del valor que tenían las palabras, de la función educativa de la memorización de los textos bíblicos, del respeto por el concepto de cultura, del fácil acceso a los fondos de las bibliotecas públicas, del afán de superación personal, de la firmeza de carácter de vecinos sin recursos pero con dignidad…Ella, como tantos otros miembros de su generación, experimentó luego un sarpullido thatcherista del que reniega, y ahora, tanto tiempo después, protesta por la devastación urbanística y sociocultural del territorio de su primera vida: “amo el norte industrial de Inglaterra y odio lo que ha pasado con él”.
....................