LITERATURA /// Lecturas

La disección del paraíso

CUENTOS COMPLETOS /// Flannery O'Connor

Debolsillo (2010), escritos entre 1946 y ¿1965?

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Flannery O’Connor.

El tomo recoge 31 relatos con abundantes características comunes: el mismo territorio narrativo, la misma mirada descarnada en derredor, el mismo estilo de escritura, entre desenvuelto y acerado. Un universo repleto de amargas gentes del sur de Estados Unidos condenadas a decepcionar y decepcionarse. Mujeres blancas, enérgicas y voluntariosas, que sostienen a duras penas haciendas y granjas pese a la vagancia de “sus negros” y “su basura blanca”, y que soportan además el peso muerto de hijos con ínfulas intelectuales aplastados por la figura omnímoda del padre desaparecido (La persona desplazadaGreenleafEl escalofrío interminableLas dulzuras del hogar¿Por qué se amotinan las gentes?…) Viejos blancos racistas pegados a la tierra, sin dinero ni más amigos que negros de su edad a los que creen proteger, pero que en realidad les cuidan hasta que acaban sus días, melancólicos y desconcertados, en  apartamentos de sus hijas en Nueva York, viviendo puerta con puerta con jóvenes negros urbanos, más cultos y ricos que ellos (el Dudley de El geranio, cuento que inicia la recopilación, escrito en 1946, y el Tanner de El día del juicio final, que la cierra, publicado por primera vez a mitades de la década de 1960). Fígaros bravucones que amedrentan a sus clientes hasta el extremo de obligarles a levantarse del sillón y escapar, como ocurre con el pusilánime profesor de El barbero y con el estudiante fascinado por un psicópata asesino de Partridge en fiestas. Personajes de diferente edad y condición condenados a convertir sus buenas pero alocadas intenciones en desastres para ellos y para quienes están alrededor, asunto central de Las dulzuras del hogar y Los lisiados serán los primeros

 

En las más de 800 páginas del libro se repiten sentimientos, identidades, fuerzas descontroladas que por momentos hacen irrespirable el aire que acompaña la mayoría de relatos. La traición, en El negro artificial, La buena gente del campoLa vida que salvéis puede ser la vuestra… La venganza, en Enoch y el gorila, Una vista del bosque… El rechazo al otro, al extraño, en La persona desplazada. El peso de la leyenda confederal, el sur como paraíso suspirado, en El tren, Un encuentro tardío con el enemigoTodo lo que asciende tiene que converger… La religión alienante, en El ríoEl pelapatas… La presencia del mal en su estado más esencial, puro por así decirlo, en Un hombre bueno es difícil de encontrar,Partridge en fiestas…El absurdo de cualquier anhelo, en El pavoUn golpe de buena suerte…La soledad de la niñez, en El templo del Espíritu SantoMás pobre que muerto, imposible…La insatisfacción vital, en La espalda de Parker…

 

Flannery O´Connor maneja estos personajes y estos temas con tanta maestría literaria como conocimiento del alma humana y del albur de la existencia. Sus historias son tremendas, pero las narra como si se tratara de juego, con tramas zigzagueantes y un envolvente tono zumbón. Curiosamente, la gran escritora católica del Sur no pontifica ni moraliza. Simplemente deja campo libre a su potencia narrativa. Y, como Mae West, cuando va de buena es muy buena, pero cuando ejerce de mala aún esmejor. 

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En la imagen, Flannery O’Connor en Andalusia, su granja familiar en Milledgeville, Georgia, en 1964; fotografía de Joseph De Casseres.