JAZZ /// Discos
Saxofonista algo más que lírico
POPPIN´/// Hank Mobley
BLUE NOTE, 1990
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"Poderío lírico" es el casi oxímoron que se acostumbra a utilizar para definir la sonoridad de Hank Mobley, un saxofonista tenor al que es fácil relacionar con el trompetista Kenny Dorham, líder del anterior disco comentado en esta sección. Integrantes de los Jazz Messengers originales, ambos desarrollaron intensas carreras hasta la primera mitad de la década de 1970, cuando el primero debió retirarse por enfermedad y el segundo falleció. Y los dos, pese a su categoría como instrumentistas y compositores, recibieron un trato desdeñoso por los críticos de jazz de la época, aunque a veces con la engañosa etiqueta de "músico para músicos".
Poppin´ no figura entre los discos más celebrados de Hank Mobley (Dippin´, Roll Call, Soul Station..), pero merece una atenta escucha (dura 40 minutos) para disfrutar del hard-bop tan variado como contundente que elabora un sexteto con perfecto equilibrio entre la sección rítmica (Sonny Clark al piano, Paul Chambers al bajo y Philly Joe Jones a la batería) y una primera línea en la que el cabeza de cartel está flanqueado por la trompeta de Art Farmer y el saxo barítono de Pepper Adams. De los cinco temas, en los que abundan los solos de todos los componentes del combo, salvo el contrabajista, tres son de Mobley (el que da nombre al CD, Gettin´into Something y East of Brooklyn), el cuarto propone una pausada relectura de la balada de Broadway Darn that dream y el quinto, Tune Up, lleva la insigne firma de Miles Davis. En 1961, cuatro años después de grabar Poppin´, el saxofonista tocó para el genio, pero éste, a la búsqueda de un recambio fijo para John Coltrane, que comenzaba a volar por su cuenta, no sólo despreció su trabajo, sino que, como revela en la autobiografía firmada con Quincy Troupe, le responsabilizó de que la música comenzara a aburrirle tras haber finalizado el álbum Someday My Prince Will Come, en el que también intervinieron Paul Chambers y Philly Joe Jones.
Resulta exagerada pero no extraña la reacción de Miles, ya entonces dispuesto a dar pasos en la dirección del jazz modal y abierto a las influencias que se concretarían más tarde en el renovador quinteto con Wayne Shorter al saxo. El saxofonista nacido en Georgia y criado en Nueva Jersey debía parecerle blando, incluso meliflúo, pues pese a su firme sustrato en el blues y el gospel, concedía preeminencia a la melodía y apostaba sobre seguro con un soplo exacto, redondo, siempre bajo control. Según Benny Golson, otro saxofonista tenor y reconocido arreglista aún en activo, nadie llegó a alcanzar semejante lirismo con un instrumento al que hacía "cantar".De esa facultad, y de cómo podía tocar a toda pastilla, hay muestras en Poppin´, uno de los 14 álbums (seis con su nombre) que Mobley grabó en 1957, aunque no vio la luz hasta 23 años más tarde y...en Japón. Un jazz de esa calidad no podía permanecer en el olvido. Dulce y salado, suavecito y trepidante, comercial y con raíces, desarrollado en sucesivos solos y en tramos corales perfectmente empastados, Poppin´ es un ejemplo de hard-bop del bueno. Hard-bop de primera presión, por así decirlo. Y también una prueba de lo poco que sirve encasillar a los grandes músicos de jazz.
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