JAZZ /// Discos

Parkeriana

NOW´S THE TIME /// Charlie Parker

Membran, 2006

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El estuche solo contiene música y eso tratándose de Charlie Parker resulta más que mucho. Pero se agradecería algo de información, por mínima que fuera, e incluso cabría exigirla al tratarse de una colección llamada Documents. Una guasa de nombre si se cae en la cuenta de que apenas hay ningún otro dato de la edición, pese a que se trata de un producto concebido y manufacturado en Alemania cuando se liberaron los royalties de las grabaciones de Bird. Por eso se puso a la venta, a buen precio, esta semi-integral que representan los diez CDs incluidos en el cofre, titulado como uno de sus temas seminales, Now´s The Time. Una gozada para la infinidad de amantes del saxofonista de Kansas City. El mágico. El adicto. El torturado. El desdichado. El más grande. El infinitamente alto.


La conexión con la reseña del disco anterior se establece a través del tema no demasiado conocido Victory Ball, de Lennie Tristano, uno de los jazzmen que portó el féretro en el entierro de genio. La canción, de la que se incluyen tres tomas en Complete Records de Charlie Parker with Lennie Tristano, CD publicado por Definitive Records también en 2006, ocupa un lugar curioso en el estuche: la pura mitad, puesto que se trata de la última del disco 5. Antes y después se escuchan casi todos los Parkers posibles: el de la orquesta de Jay McShann, el socio de Dizzy Gillespie, el que dominaba de manera instintiva los registros del blues, el que proyectó el be bop a otra dimensión (Scrapple from the Apple, My Old Flame, Out of Nowhere, Dont´ Blame Me, Blue Bird…), el que volvía repentinamente al swing, el que hizo de su agudos un registro de marca, el que picó en la moda del latin mood, el que grabó contentísimo con una nutrida orquesta de cuerdas…No está el Parker del saxofón blanco de plástico del Massey Hall en Toronto, anunciado como The concert greatest ever, y otros no tan esenciales, pero difícilmente se puede pedir más.


El estuche contiene 10 horas, 5 minutos y 17 segundos de grabaciones en las que Bird intervino de manera determinante. Un monumento sonoro que comienza con Swingmatism y acaba con Stella by Starling. Una parkeriana desarrollada en 156 temas, 59 de los cuales son composiciones suyas. Las cifras marean, pero no imponen el modo de disfrutar con (o de) uno de los grandes genios del siglo XX. Cada cual puede hacerlo a su manera: como en una maratón, disco a disco, pieza a pieza, concentrado sólo en la música, mientras lee, hace pesas o cocina… Charlie Parker da para todo. Now´s the time. En su caso, siempre es ahora. Pocos músicos han tenido tan acentuado el don que provocó este encendido elogio de Bill Graham, empresario del famoso Fillmore de San Francisco: “Cogía prestado un instrumento de viento, el de cualquiera, y siempre era capaz de extraerle su propio sonido; daba igual que la caña fuera gruesa o delgada, Bird podía hacer que un trombón sonara como un alto”.

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