Y... UN CORTO ETCÉTERA /// Rescates

Alfonso Azagra, cuñado y cómplice generacional, ha redactado un texto  digno de figurar en cualquier enciclopedia online, ya sea en la entrada “educación”, “franquismo”, “órdenes religiosas”, “infancia” o cualquier otra relacionada con la antropología social. El tono de su escrito es zumbón y todo lo que cuenta, cierto. Es lo que recuerdo de mi previo paso por las mismas aulas.

Códigos y usos de la diabólica txaska marista

Una txaska.

La txaska (chasca en origen) era un instrumento para transmitir información entre educadores (habitualmente un hermano marista con sotana y botones hasta el suelo, de edad indefinible) y educandos (habitualmente niños entre 10 y 14 años a desasnar en virtud del patrocinio y protección del beato-santo Marcelino de Champagnat, q.e.p.d. Riequesquat in Pacem). Fue usado como gadget educativo entre las décadas de 1930 y  1970. Y desterrado por la benigna influencia del concilio vaticano dos. 
El artefacto se conformaba mediante el torneado de una pieza de madera de roble de longitud l=218mm y diámetro variable según su situación y función a cumplir. Entre d=27mm y d=12mm en el mango, en una suave y orgánica curva, luego un cuerpo central esférico d=41mm dotado de una ranura cuyo fin explicaremos mas adelante, para degradarse en forma de conoide hasta el remate final también ovoide de d=12mm. Adosado a éste se dispone un palo de d=6,50mm. Una ligadura de tripa elástica ata la ranura del cuerpo principal con el palo (ver foto)
Este instrumento diabólico no consumía  ni precisaba ningún tipo de energía, únicamente amplificaba el mínimo trabajo del dedo pulgar del operario para producir uno o varios sonoros txaskidos (chasquidos en origen) de apabullantes decibelios, capaces de sobreponerse al alboroto habitual de las aulas y patios de los centros educativos del pleistoceno superior. El código era pariente pobre del Morse, verbigracia: Un chasquido = ponerse de pie al lado izquierdo de su pupitre.Dos chasquidos = sentarse.Tres chasquidos = colocarse en fila (una fila ya programada de antemano, en orden ascendente de alturas).Cuatro chasquidos = caminar en filas de a dos (para bajar, subir del patio, ir a la capilla a rezar el rosario, ir a la puta calle...)Cinco, seis ó mas chasquidos = atención, callarse, estoy hasta los cojones de vosotros, criajos de mierda.
Todo lo anterior es pura teoría, en la práctica su uso principal se reducía a los tres casos siguientes:A) el profe intentaba su uso con los fines descritos, pero como no le hacíamos ni puto caso procedía a…b) atizar directamente con el instrumento de marras a los revoltosos a mano (la punta ovoide impactaba en los occipitales del alumno descarriado), o bien…c) lanzarlo describiendo una grácil parábola a los jaraneros de las filas del fondo (en este último caso no estaba muy claro el punto de impacto: hueso, carne, globo ocular o nada, pues siempre existía el avieso compañero que sabía agacharse a tiempo).
A pesar de este instrumento educativo-correctivo, aprendimos todo lo imaginable en negativo: dónde no debías estar, lo que nunca debías hacer o decir, lo que era mejor dejar de hacer o decir… Y así pasé de ser un pobre desgraciado a alcanzar las más altas cumbres de la incompetencia como técnico de libre designación por los políticos. Pero para explicar ese formidable salto sería necesario conocer el cilicio de mi paso por la escuela técnica superior de arquitectura del opus (en próxima entrega).

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