Y...UN CORTO ETÉCTERA /// Rescates

Algunos de los 16 paneles de la muestra.

Stukas y drones

Barcelona, patio de armas del castillo de Montjuic, sala 14. Media mañana de un día de finales de abril. Me detengo ante cada uno de los 16 paneles y sigo atentamente el audiovisual de “Experimentos de la Legión Cóndor en l'Alt Maestrat 1938. Benassal, Ares, Vilar de Canes y Albocàsser”. La exposición se visita en media hora. Es una muestra modesta, pero ajustada al propósito que persigue y, sobre todo, ilustrativa de que el relato de la guerra civil española no está, pese a que lo pretendan algunos, cerrado. ¿Cómo negar la valía de nuevos documentos que respaldan, niegan, enmiendan o precisan hechos de guerra y decisiones estratégicas? Eso ha ocurrido recientemente con el informe, extraído de los propios archivos alemanes, que ha desvelado las causas del ensañamiento de los aviones de la Legión Cóndor con cuatros pueblos castellonenses. Y el mérito de semejante descubrimiento corresponde al Grup de Recuperació de la Memòria Històrica del Segle XX de Benassal, entidad nada académica ni proclive a la historiografía campanuda. Otra prueba, una más, de lo variedad de agentes que pueden llegar a intervenir en la determinación de la verdad histórica.  

  

La Legión Cóndor, que dispuso de un total de 600 aviones en el conjunto de la guerra, rindió un excelente servicio a Franco, pero su mando no olvidó en ningún momento los intereses del III Reich. Tras la toma de Vinaròs por las tropas nacionales el 15 de abril de 1938 quedaron separadas Cataluña y Valencia, todavía republicanas, y, mientras se reorganizaba el frente, la fuerza aérea germana realizó incursiones desde La Senia contra poblaciones próximas que no constituían objetivos militares. ¿Y por qué? ¿Qué motivo había para bombardear núcleos habitados sólo por hombres mayores, mujeres y niños? Ahora se ha sabido que simplemente probar el Junker Ju 87, el famoso stuka de la Segunda Guerra Mundial, un bombardero diseñado para descender en picado, con una caída casi vertical hacia el objetivo, antes de lanzar bombas de 500 kilos a poca altura con un margen de error de sólo cinco metros cuadrados. Eran aviones que  todavía no disponían de mucha autonomía de vuelo, así que los ensayos los realizaron en pueblos enemigos cercanos y desprotegidos. Resultado: casi medio centenar de muertos (sobre todo mujeres y niños), 200 casas destruidas, cuantiosas pérdidas materiales y destrozos irreparables en el patrimonio artístico y cultural.

El comisario de la exposición, Oscar Vives, natural de Benassal y profesor de física en la Universidad de Valencia, dio con la pista que condujo al esclarecimiento de estas enigmáticas razzias al reparar en unas imágenes incluidas en La Guerra Civil Española, del historiador británico Antony Beevor. Procedían del Archivo Militar alemán de Friburgo, donde no tuvo problemas para acceder al informe sobre los experimentos de la Legión Cóndor en el Maestrazgo redactado por el mayor Leopold Graf Fugger, quien alcanzaría el generalato en la Luftwaffe y permanecería prisionero de los soviéticos desde 1945 hasta 1955. Ese documento, visado como RL35/34 y titulado Imágenes de los efectos de las bombas de 500 kg en los pueblos: Albocàsser, Ares, Benassal y Vilar de Canes", tiene 67 páginas y entre sus 66 fotografías incluye imágenes aéreas tomadas mientras se fijaban los objetivos, panorámicas de los pueblos tras los ataques y algunas específicas de los destrozos causados. Todas ellas, junto a otras precedentes de diferentes archivos, figuran en la muestra que recorro con interés en Montjuic sólo días antes de que se cumplan 75 años de los bombardeos. Y al salir me planteo una pregunta que quizás lleve de cabeza a los historiadores en el futuro: ¿dónde y contra quién se ensayaron los drones que utiliza desde hace años el ejército estadounidense?

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