Y...UN CORTO ETCÉTERA /// Rescates

A. Fortuny, fotógrafo de la ciudad que quisimos tanto

El eco obtenido por el libro está siendo rácano, aunque hubiera soprendido un trato acorde a su interés.. Albert Fortuny, uno de esos excelentes profesionales en la práctica apeados del oficio por lo que cabe determinar como “signo de los tiempos” (sí, homenaje a Prince), no pertenece al club de fotógrafos consagrados ni la editorial que lo publica a un poderoso grupo de medios de comunicación. Resultado: silencio, ninguneo, una condescendiente gacetilla en el mejor de los casos. Dicho esto, que no deja de sonar a jeremíada lanzada desde los márgenes o directamente el subsuelo de la industria cultural, que anys 70...Barcelona haya visto la luz con pie de imprenta, ISBN y depósito legal representa un logro para el autor y una noticia especial para mi. Diez años atrás Albert y yo fracasamos en un intento de publicar un libro con el mismo material de ahora, aunque otro concepto.

 

De hecho, tras vencer no pocas de sus objeciones, yo pretendía armar un volúmen con sus imágenes acompañadas de textos que las enmarcaran histórica, política, social y culturalmente. La idea era editar una crónica ilustrada más que un libro de fotografía. El título iba a ser La Barcelona de los 70 y el subtítulo, Protagonistas y movidas. El fondo iconográfico, recién escaneado por Albert, tenía calidad artística y la variedad necesaria para documentar la efervescente ciudad de entonces, salvo quizás en lo relativo a las movilizaciones políticas y sindicales. Alcanzado un consenso sobre el tema, los contenidos, el formato, el diseño y los potenciales compradores, la publicación parecía encarrilada, pero las cosas se torcieron. Faltó el apoyo que el Ayuntamiento de Barcelona concedía entonces a propuestas de menor ambición y rango, sobraron las objecciones de un abogado ajeno al mundo del libro y quien tenía la última palabra dijo finalmente no. Seguro que también cometí fallos como editor y puede que incluso Albert, aunque él sólo mostró firmeza al defender sus derechos de autor. Qué más da. No vale la pena volver la vista atrás para repartir culpas, ni siquiera para determinar las causas de que nos quedáramos con el proyecto en las manos y el ánimo por los pies.

 

El autor y la(s) ciudad(es)

Ahora toca felicitarse por la publicación de anys 70...Barcelona en Sd-edicions, sello que apuesta por colecciones no trilladas y cuidados lanzamientos. De factura minimalista, el volúmen tiene la fotografía como principio y fin. El planteamiento resulta tan radical que apenas hay rastro del autor. Su nombre figura en la portada y en la página de créditos, claro, pero nada más. Ninguna noticia sobre su trayectoria, sus trabajos, sus exposiciones. Ni siquiera una mención a sus libros anteriores, algunos dedicados a las artes escénicas.

 

El escritor Biel Mesquida tampoco le da bola en un prólogo que, reproducido en catalán, castellano e inglés, reivindica la Barcelona de la juventud del autor de L´adolescent de sal. En este sentido, el título anys 70...Barcelona da más juego que La Barcelona de los 70, unidimensional, en exceso asertivo, incluso un pelín ucrónico desde el artículo determinado. No hubo una sola Barcelona de la década de 1970, pero la que fotografió Albert era híbrida tanto o más que catalanista, de la Gauche Divine más que del Òmnium Cultural, del Zeleste más que del Palau de la Musica, de las pinturas de Ocaña más que de las esculturas de Subirats. Moderna, vital, antifranquista, barrial, alocada, mediterránea, ramblera, underground... Una urbe reconocible en novelas, películas, cómics y obras artísticas de la época y en otras, más recientes, que la ensalzan o vituperan, casi siempre con la vehemencia que lleva a Biel Mesquida a describirla como “aquella Barcelona generosa y sensual en la que el sexo se conjugaba con la ternura, en la que nos queríamos con los cuerpos y con los espíritus en una bellísima promiscuidad, seguros de que después de nuestra entrega el mundo sería mejor, y nosotros con él”.

Grano, contraste y retratos con luz ambiente

El pellizco de historia que contienen las 139 imágenes del libro testimonian un arte de fotografiar estimulado por las innovaciones tecnológicas previas a la era digital. “La aparición en los años 70 de material de alta sensibilidad -explica Albert Fortuny- modificó la estética de la fotografía al permitir la toma de imágenes en unas condiciones de luz hasta este momento impensables. Por eso mi libro es el retrato de una ciudad, Barcelona, durante un tiempo concreto, el de una década en la que estaba de moda el grano y los altos contrastes en blanco y negro que pudieron realizarse a partir de esos nuevos materiales, igual que los retratos con luz ambiente, sin ninguna fuente de luz añadida. Estructurado visualmente como un documental, se aleja del concepto álbum. Y la selección de imágenes se ha realizado según criterios estrictamente fotográficos”.

 

La última frase es significativa. Las fotos, viene a decir Albert, las ha elegido guiado por el exclusivo baremo de la calidad, al margen de su valor documental. Salvo la que cierra el volumen, un gato entre libros que bien puede tomarse como transunto del autor, aparecen una en cada página, centradas, con amplio blanco alrededor, la mayoría en blanco y negro, y de formato horizontal. No cuentan con más referencia que el número de imagen y página, así que para identificarlas es preciso consultar el escueto índice del final: Avinguda Meridiana, 1973; Nens jugant. Bellvitge, 1971; Pluja. Carrer de la Princesa, 1978; Cotxeres d´autobusos. Zona Franca, 1973; Fumador de haixix, 1978; Raimon, 1976; Salvador Távora, 1973; Vicky Peña, 1979; Leonard Cohen, 1974...Poca información para los que no conozcan Barcelona, ni vivieron la época, ni estén familiarizados con los personajes retratados, pero suficiente para quienes gustan de los libros de fotografía.

Una sutil mirada personal

De todos modos, esa usura de datos tambien puede tomarse como una invitación a interpretar libérrimamente las imágenes del libro. Cada cual, según saberes y dèrias, las impregnará de historia, política, cultura, música, moda, urbanismo, sociología, mundanidad...y si le apetece las reiventará con mecanismo propios de la ficción. ¿Cómo no hacerlo al observar el letrero de ese taller de la Barceloneta de cuando entre 1901 y 1940 fue la cooperativa obrera popular El Siglo XX? ¿O frente a la autoproclamada Gran Vaquería de la calle Mayor de Sarrià? ¿O en la sala de recuento de Banca Catalana con los encorbatados empleados manipulando gruesos fajos de billetes de mil pesetas? ¿O ante un melenudo Pau Riba en el metro con el Tele eXpres que anuncia a toda página la muerte de Franco? ¿O, por acabar con una de las fotografías que más me gustan, al comparar la expresión de las dos parejas que se asoman a la ventana de pisos diferentes en un edificio del barrio de la Trinitat?

Más allá del cosquilleante retorno al pasado que supone para quienes pateamos aquella Barcelona e incluso tratamos a algunos de sus protagonistas más conspicúos, el libro tiene la doble virtud de registrar desde diferentes ángulos el magnetismo de una ciudad tomada al asalto por los jóvenes y de rescatar la obra de uno de ellos. Planificado como un documental, como bien destaca Albert, las primeras páginas de anys 70...Barcelona nos depositan en el corazón urbano a través de rondas y autopistas. Luego nos pasean por calles elegantes y barrios obreros, representaciones teatrales y rodajes cinematográficos, cocheras atestadas y fábricas abandonadas... Y, finalmente, nos muestran una lucida galería de retratos en la que se mezclan personajes famosos y ciudadanos anónimos. La densidad temática y la sutil mirada del autor sustentan el armazón del libro. Manuel Álvarez Blanco, gran artista mexicano del blanco y negro, aseguraba que “el principal instrumento de un fotógrafo son sus ojos” y que quienes usan los de otro están ciegos. Decididamente, anys 70...Barcelona prueba que Albert Fortuny no es uno de ellos.

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