Y...UN CORTO ETCÉTERA /// Medios de comunicación
¡¡¡¡Vaya pack de postales!!!!
Ya sé que el palabro se emplea ahora con otro sentido, estrictamente comercial, pero la asociación es instantánea: oigo pack y añado rat. De la famosísima “pandilla de ratas” cuyo núcleo duro eran Frank Sinatra, Dean Martin, Peter Landford, Sammy Davis Jr. y Joel Bishop, se ha escrito mucho. No vale la pena volver sobre su desbordante vitalidad, sus despampanantes conquistas femeninas, su mafioso concepto de la amistad, sus colosales borracheras, su pasión por el dinero, su celestinaje político-sexual, sus lazos con el crimen organizado… Todos crían malvas ya. Pero hay decenas de discos y películas en los que se puede constatar que, en su caso, primero fue el talento artístico y luego vino todo lo demás.
Acabo de saber de la existencia de un pack especial, muy especial, tanto que me obliga a reprogramar los automatismos del disco duro cerebral que aún mantengo activo: el ¡¡¡Pack Bator!!!, un paquete de diez postales puestas a la venta por la revista satírica Mongolia. Sobra decir que no tengo nada que ver con semejante iniciativa. Menudos pájaros los tipos estos. No dejan títere con cabeza. Se meten con el rey, con los banqueros, con los peperos, los socialistas, los mediopensionistas…Con todo cristo. Y ahora hacen coña, y pretenden hacer caja, con el aguerrido apellido legado por mi anciano padre. Bueno, allá ellos, pero podían tener un detalle, regalarnos una paquetillo postal de esos. Qué menos. Un pack para cada primogénito/a bator censado/a en España. Al resto de apellidados así que (no) les den. Y a los miles repartidos por el mundo, primogénitos o no, también (o tampoco).
De las postales, me gusta la de la hipotética violación regia coronada con la impunidad, que reproduce una de las primeras portadas de la revista. La de Barajas, también portada en su momento, resulta tópica. Las navideñas consiguen su efecto, igual que la de Slim-Ortega. Y no entiendo la de Franco, salvo que se trate de una paródica referencia o, peor, una enmienda, a su estentórea presentación como revista “no de derechas”. Cada uno se define como quiere o puede, pero por lo general en positivo. Claro que quizás la precisión de Mongolia vino exigida por una coyuntura política capaz de asimilar solo el humor de derechas. El caso es que la frase mosqueó a bastantes de sus posibles lectores, que no tienen por costumbre salir a la calle con un letrero diciendo lo que no son (caníbales, voluntarios de la Cruz Roja, pederastas, maestros de sumo o poceros ecológicos).
De las dos postales dedicadas a José Ingancio Wert, la que le asocia con el tío Fétido de la familia Adams es tan inocente como vistosa. La de la cubierta de su libro Españoliza a tu hijo, ilustrada de un torero sin cabeza, va en la misma línea del texto que colgué recientemente en La Simiente Negra a cuento del decimonónico Plutarco de los niños escrito por Modesto Infante, seudónimo de Vicente Barrantes. Divertido por las coincidencias del Pack Bator y las pullitas al ministro de Cultura, envié un breve correo electrónico a Mongolia relatándolas. Pero nada, ninguna respuesta, ni mu. Ni siquiera han hecho acuse de recibo. Un silencio estruendoso, ministerial. Y me ha jodido, ¿por qué no confesarlo? Estoy tan tocado que como acaben siendo de derechas, los llevo a los tribunales por utilización indebida de la marca Bator. ¡Ea!
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