Y...UN CORTO ETCÉTERA /// Medios de comunicación

Cartas al director marcadas

La única respuesta del Partido Popular a las acusaciones periodísticas sobre los pagos en negro durante años a su cúpula (¿crápula?) directiva ha sido la de proclamarse inocente y reclamar un acto de fe a la ciudadanía. No lo hicimos. No, no y no. Que no lo hicimos. ¿Lo repetimos otra vez? No cobramos en negro. No hubo tales sobres. ¿Por qué? Porque lo aseguramos nosotros, y punto.

 

En esta ocasión los dirigentes del PP han tenido la delicadeza de renunciar a su habitual retórica ante cualquier denuncia de malas prácticas políticas, o de puro y simple latrocinio. Nos han ahorrado sus “creánme”, “lo digo con toda sinceridad”, “puedo afirmar con absoluta franqueza” y el resto de coletillas con las que trufan su penosa oratoria cuando quieren enfatizar los mensajes importantes para ellos. Un simple enunciado. Una negativa rotunda. Nada más. Y muchísimo menos de lo que requiere el tsunami que se les ha venido encima.

 

El encastillamiento del partido gobernante en este mantra de negación resulta en parte lógico ¿Por qué habría de responder de modo diferente? Las cajas B, las dietas, los sobresueldos, los regalos en especie…apenas dejan rastro, y cuando lo dejan, parte de su efectividad como prueba se diluye según quién los detecta y cuándo. Ni vale la pena poner ejemplos. El caso Naseiro marcó el camino, y el caso Gürtel ha demostrado que sigue siendo relativamente fácil sortear los obstáculos judiciales. Así que triple ración de marianismo: no ha pasado, no pasa ni pasará nada.

 

Hasta hora el PP ha conseguido escurrir el bulto de la corrupción sin apenas costes electorales. Quizás esta vez sea diferente al margen de que se demuestre o no la existencia de delitos o cobros reprobables. El hartazgo por la sucesión de bellaquerías en las zonas supuestamente nobles de la política ha generado una coraza de general escepticismo. La arriesgada petición de fe del PP quedará en nada si no va acompañada de sinceridad, humildad y otras virtudes por lo general ajenas, si no incompatibles, con el actual ejercicio de la política. Y no parece que vaya a ser capaz de ello, como ha quedado de manifiesto en las cartas al director de dos exministras publicadas en El País, una debajo de otra.  

 

En este caso, la cuestión que se plantea no es si las firmantes, ambas implicadas en el escándalo de manera tangencial, parecen creíbles o no cuando niegan haber cobrado dinero de forma irregular, si se muestran humildes o destilan arrogancia, si documentan sus afirmaciones o simplemente las enuncian. Se trata de algo más revelador, incluso determinante. Esas cartas no las han redactado Ana Palacio y Pilar del Castillo, o en todo caso lo han hecho utilizando una plantilla proporcionada por la oficina de comunicación del partido. ¿Por qué creerlas si ni siquiera se muestran dispuestas a defender su honorabilidad por si mismas? ¿Se les caerían los anillos caso de responder personalmente al periódico que publicó la “noticia”, como de forma incongruente califican la presencia de sus nombres en las famosas cuentas de Bárcenas? ¿Son tan iguales*, tan intercambiables, como para redactar el mismo texto, si se exceptúa el nimio detalle de que la pizpireta exministra de Exteriores “descubrió” la noticia con “consternación” y la ríspida exministra de Educación la “leyó” con “asombro y consternación”? ¿Eso es todo las que las distingue? Qué desprecio a la opinión pública por parte de doña Ana Palacio, actual consejera del Estado, y doña Pilar del Castillo, parlamentaria europea en ejercicio. Unas cartas marcadas. Cuánta torpeza…

“Descubro con consternación a mi llegada a Barajas la noticia que publicabaayer el diario EL PAÍS en su página 8 en el artículo Las cuentas secretas de Bárcenas, que me afecta y que es falsa. En su artículo se hace constar que “el día 10 de febrero de 2004 se registra un pago de 6.000 euros a (...), mientras que ese mismo día se consigna otro pago para Ana Palacio, en aquel tiempo titular de Exteriores, por la misma cantidad”.

Al amparo del derecho de rectificación, hago constar lo siguiente: Es falso que yo recibiese una entrega de 6.000 euros del señor Bárcenas. No he tenido nunca relación personal alguna con el señor Bárcenas y jamás he recibido dinero del Partido Popular por ningún concepto. Por otra parte, considero una falta de profesionalidad, que me sorprende de este diario, que nadie se haya puesto en contacto conmigo para verificar esta noticia."— Ana Palacio.



"Leo con asombro y consternación la noticia que se publicó ayer en el diario EL PAÍS en su página 8 bajo el título Las cuentas secretas de Bárcenas, que me afecta y que es falsa. En su artículo hace constar que “el día 10 de febrero de 2004 se registra un pago de 6.000 euros a Pilar del Castillo, entonces ministra de Educación”... “Del Castillo recibe, según la anotación, un segundo pago por 3.000 euros”.

Amparándome en el derecho de rectificación hago constar lo siguiente: Es falso que yo recibiese una entrega de 6.000 y de 3.000 euros del señor Bárcenas. No he tenido ninguna relación personal con el señor Bárcenas y jamás he recibido ningún dinero del Partido Popular por ningún concepto.

Francamente, me sorprende de este diario que nadie se haya puesto en contacto previamente conmigo para verificar esta noticia."— Pilar del Castillo.

 

* Una vez escrito el comentario, me entero de que Ana Palacio ha interpuesto una querella por injurias contra Bárcenas en un juzgado de Madrid, así que, finalmente, no parecen comportarse ambas exministras de modo idéntico. En cualquier caso, esperemos a ver qué hace Pilar del Castillo, y si a su vez interpone una querella, con qué argumentos. Igual son calcados a los de su compañera.

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