VIAJES /// Tumbos

Vietnam a cinco voces

Vietnam gana puntos como destino apetecible para viajeros de toda traza. Exotismo oriental, soberbia naturaleza, moderna épica guerrillera, precios baratos, trópico sin sobresaltos... A estos reclamos turísticos quienes lo visitan acostumbran a añadir otro: la diversidad. Su geografía, con unos contornos fronterizos vagamente parecidos a un caballito de mar, propicia la variedad de clima, paisaje y fauna. Y pese a la cohesión étnica de su población, saltan a la vista las diferencias entre norte y sur, unidos administrativamente desde 1976.

 

Pepa, Luis, Antonia, Mariaje y Maribel recorrieron buena parte del país durante el pasado mes de noviembre. En 23 días tuvieron tiempo de visitar Hanoi, las montañas de Sapa, Haiphong, la bahía de Halong, la playa de Hoy An, la ciudad imperial de Hué, Ho-Chi-Minh (la antigua Saigón), el delta del Mekong y...hasta los templos de Angkor, en Camboya. Viajaron por su cuenta y regresaron contentos. Quienes van hasta la Cochinchina, física o mentalmente, suelen traer el zacuto repleto de sensaciones fuertes, en sus relatos no caben medias tintas, vuelven encantados o quemados, tomarían el avión con el mismo destino al día siguiente o no irían ni a heredar.

 

Mis amigos confesaron haber disfrutado respondiendo a la encuestilla que reproduzco abajo. Para evaluar cabalmente sus impresiones conviene saber que se trata de cinco profesores jubilados de poco más de 60 años con una larga y sólida relación de amistad. Gente con cabeza, ideas propias, ganas de airearse, buena forma física y pensiones decentes, el prototipo de viajero independiente con posibles. Su talante y su tranquilidad (¿?) económica pusieron los dientes largos a algunos jóvenes españoles trotamundos con los que se tropezaron. Y a un viajero de Azpeitia le dejaron turulato al invitarle a unas cervezas. ¡Catalanes desprendidos!, ¡Jodeeeeeeeeeer....! El vasco, cuarentón y anonadado por la hermosura de los árboles de Vietnam, viajaba solo, sus amigos rechazan de plano acompañarle a semejantes andurriales. Y qué carajo, metidos en el fango estupidizante del topicazo, se les comprende. ¿En qué restaurante vietnamita les iban a servir una buena merluza a la koxkera?

 

Precisamente, fue la comida una de las pocas cosas que dejó fríos a los cinco exprofes, quizás por la poca variedad de los sistemas de cocción. Casi todo lo demás les complació e interesó, incluido el coste final del viaje. Por los billetes de avión Barcelona-Quatar-Hanoi, y Siem Reap-Bangkok-Barcelona pagaron 1.270 euros (incluidos traslados, dos noches en un buen hotel y seguros) y allí gastaron unos 40 € diarios en hoteles, restaurantes, el viaje interior en avión, varias visitas organizadas, el alquiler de taxis, tuk-tuk y barcos, y la compra de vestidos a medida, zapatos, gafas graduadas y un peeling con pirañitas cosquillosas. Pero no se queden ahí, pasen y… lean.

 

1-¿Respondieron Vietnam y Camboya a tus expectativas? Si las superaron o quedaron cortas, ¿en qué?


PEPA. La imagen de Vietnam que tenía era bélica, la de "la guerra de todos nosotros" que definió Manu Leguineche. Con ella entramos en la juventud durante una época difícil y gloriosa a la vez. Íbamos a una tierra remota, pero de la que sabíamos muchas cosas o, mejor, de la que conocíamos un momento de su historia. Fue la primera guerra televisada y hemos visto infinidad de películas sobre ella, aunque no estaban rodadas allí. Me ha sorprendido no haber encontrado puntos de conexión entre el Vietnam de hoy y el que guardaba en el imaginario. Los turistas pueden pensar que en Vietnam se esconde el pasado o se ha olvidado de verdad. Sólo a veces, mirando la cara amable y dulce de los mayores, me intrigaba la sabiduría y el dolor que debían haber acumulado, pero no tuvimos ocasión de charlar con ellos (casi nadie habla inglés), o tal vez no lo intentamos por pudor. LUIS. En Camboya sólo visitamos la zona de Angkor, la más turística, donde están concentrados todos los templos budistas, y esa parte me decepcionó, no por los templos, sino por la cantidad de turistas por metro cuadrado y por la inmensidad de la ciudad de Siem Reap, donde están concentrados los hoteles. Contrasta las dimensiones humanas de Vietnam con esa megalópolis, que bien podría encontrarse en cualquier punto de la costa mediterránea española, desde Salou a Benidorm. Vietnam superó mis expectativas. Era la primera vez que visitaba un país asiático, y en el fondo no resulta muy diferente de otros africanos o centroamericanos, salvando las distancias, por supuesto, en formas de vida, alimentación, etc. Vietnam estaba en mi imaginario ya antes de ir como un lugar que iba a cautivarme. La gente hablaba de sus paisajes y sus gentes, pero, para mí, había algo más profundo que lo hacía tremendamente atractivo, supongo que su historia más reciente, y cuando hablo de reciente, me refiero a los últimos cien años. El país que había imaginado fue el que vi y recorrí. Esencialmente, el norte y el centro. Desde Hué hasta el Mekong es otra cosa. ANTONIA. Vietnam cumplió mis expectativas, incluso las superó. MARIAJE. Sí, el norte de Vietnam. No tanto el sur. El viaje imaginado no tuvo mucho que ver con el realizado. El Vietnam de los años 60 del cine y de la literatura no es el que ahora hemos visto. No obstante, los escenarios están ahí y uno utiliza su imaginación para recrear aquel otro Vietnam. El de ahora, con su vida callejera, su ritmo tranquilo, la amabilidad de sus gentes… es un regalo para el viajero. Yo diferenciaría el norte del sur y desde luego me quedo con el norte, hasta un poquito más abajo del famoso paralelo 17. En cuanto a Camboya, me sorprendió gratamente Phnom Penh. Creo que es una ciudad que se merece una mejor información de la que proporcionan las guías. Del viaje, me quedé con las ganas de comer en la calle, aquellos platos que tenían tan buena pinta y en aquellas mesitas de guardería. ¡Otra vez será! MARIBEL. Sí, y de largo. Ha sido mi primer viaje a Asia y Vietnam representaba para mí más que un país: la primera guerra injusta, la primera octavilla, las primeras manifestaciones contra el imperialismo norteamericano. Creo que eso mismo les pasa a muchos de nuestra generación. Y aunque ya no es igual, no dejas de sentirlo como un lugar mítico. Me ha encantado todo: el paisaje, la gente, el caos, la luz, la comida...


 

2-¿Cómo resumirías el viaje en una palabra o una frase corta?

 

PEPA. En este viaje he aprendido el camino, dónde están los lugares y cómo llegar a ellos. LUIS. Inquieto en lo intelectual y plácido en lo vital. ANTONIA. Un viajazo por la compañía y el impacto que me ha causado Asia, a donde iba por primera vez. MARIAJE. Estupendo: interesante, fácil, relajante, divertido y… caluroso. MARIBEL. Interesante e intenso.



 

3-¿Qué es lo que más te gustó?. ¿La naturaleza? ¿El carácter de la gente? ¿El patrimonio artístico? ¿La comida?… ¿Hubo algo que te desagradara específicamente?

 

PEPA. La naturaleza es hermosa y la gente muy amable. El patrimonio artístico no resulta excepcional y, en nuestra ignorancia, lo vemos todo muy parecido a China. Un guía contó que hace muchísimos años un teórico de la arquitectura dio las pautas para la construcción de templos y palacios que se han seguido rigurosamente desde entonces. Angkor, en Camboya, sí es magnífico y misterioso. La comida me ha parecido buena en general, pero teniendo nosotros el listón tan alto, pues… cansa. LUIS. Un suceso compendia lo que más me atrajo. Durante el viaje padecimos un tifón. Estuvimos más de 24 horas sin poder salir del hotel y al día siguiente los efectos eran aterradores; sin embargo, la población hacía su vida cotidiana con entera naturalidad, como si nada hubiese ocurrido. Lo que más me gustó fue la gente, su amabilidad, ingenuidad, respeto, alegría, belleza. Hablo de los vietnamitas del norte, no del sur Después de la gente, me fascinó reconocer, casi reconstruir, escenarios de la guerra. Reviví Apocalypsis now y otras películas como si las estuviese viendo en ese momento, no en la pantalla. Hanoi ha sido todo un descubrimiento, y qué decir de la bahía de Halong que no esté ya escrito, el paseo por la bahía y la noche en el barco fueron de lo mejor. Toda la montaña de Sapa me pareció extraordinaria, con sus enormes picos y valles, aunque me sobra la etnia de los hmong, poco naturales. El pueblo más bonito, sin duda, es Hoi An. Aquí me instalaría más tiempo para disfrutar de su playa y de su comida. También me sorprendieron algunas pagodas monumentales, como el Templo de la Literatura y otras. No me desagradó nada. Con respecto a la comida, y teniendo en cuenta que no como de todo, más bien al contrario, no hubo problema. Hay comida internacional en todo el país. ANTONIA. Por un lado, la naturaleza, diferente y hermosa, y por otro, la gente, amable, a la vez ingenua y espabilada, muy viva y resuelta. Es admirable que con tan pocos recursos, sean capaces de resolver con gran efectividad todas las necesidades del viajero. MARIAJE. La naturaleza de algunos sitios (Sapa, la bahía de Halong) y la gente: delicada, laboriosa, bella, sonriente, sencilla, amable. Me gustó sobre todo la forma de vivir que se respira: sin prisas, sin agobio, con tanta naturalidad. Ver cómo se hace todo en la calle, tan fácilmente. MARIBEL. Hemos recorrido Vietnam de norte a sur y una parte de Camboya en 23 días. No me ha dado tiempo para analizar objetivamente lo que veía. Todo ha sido interesante. La gente es lo que más me ha gustado pese a que las ciudades son un caos: miles de motos y bicis, ruido constante de bocinas, multitudes en todos los sitios. Sin embargo, no he visto el estrés de aquí. La gente me ha parecido tranquila, educada, hospitalaria, alegre y con tiempo para atenderte. La naturaleza es una maravilla, los ríos, las montañas… un paisaje muy variado. Me ha gustado todo. También la comida.

 



 

4-¿Cómo resultó el viaje para el bolsillo? ¿Más caro o menos de lo que preveías? ¿Algún consejo al respecto para posibles viajeros?

 

PEPA.  Muy barato, más de lo que pensaba. Como consejo a futuros viajeros, que usen los medios que ofrecen los locales y se ahorren esfuerzos innecesarios (transfers, compra de billetes, taxis, lavado ropa, etc.) LUIS. Tremendamente económico. Más barato de lo que imaginaba, íbamos con un presupuesto cerrado y nos ha sobrado dinero. Puede hacerse con más presupuesto y también con menos. Dormíamos en hoteles y comíamos en restaurantes. Descontando el vuelo, con 800 euros da para todo, incluido transporte y regalos. ANTONIA. Es un país al que se puede ir tranquilamente sin recurrir a agencias para viajar con todo organizado. Resulta más económico, y hasta más divertido. Hay mucha oferta hotelera y con buena guía puedes ir resolviendo tu estancia según surge el viaje, a tu medida, aunque, eso sí, necesitas  hablar algo de inglés, MARIAJE. Genial. El gasto se ajustó perfectamente a la previsión que había hecho, incluso fue un poco más barato. Recomiendo hacerlo por libre –como nosotros– y creo que en caso de volver allí sería incluso capaz de recortar algunos gastos. MARIBEL. No nos salimos del presupuesto y sin sacrificios. También hay que decir que Mariaje, nuestra administradora, realizó una magnífica tarea. Comimos muy bien y nos alojamos en hoteles limpios y cómodos. Hemos utilizado todo tipo de transporte: barcos, autobuses, trenes y un avión interior.

 

5-¿Cuáles fueron los lugares, monumentos, recorridos, aspectos cotidianos o sucesos inesperados que marcaron la estancia en Vietnam? Tu top-five, por así decir.

 

PEPA. La belleza del norte, donde estuvimos muy poco tiempo; la bahía de Halong, un paraje excepcional; la cena en el hotel de Hoi An; todo Hoi An y sus playas; los paseos en barca en Ninh Binh, y, por supuesto, los templos de Angkor, en Camboya. LUIS. Hanoi, la bahía de Halong, Hoi An, Sapa, el templo de la literatura, Nimh Binh y los arrozales. Inesperado, sobre todo, el tifón. ANTONIA. La bahía de Halong, donde vimos amanecer desde un barco que alquilamos, un paisaje lleno de paz y a la vez un poco inquietante por la cantidad de majestuosos peñascos de diferentes formas que se alzan entre las aguas tranquilas (y oscuras) del mar de la China. Otro paisaje impresionante es Ninh Binh, donde paseamos en una de las canoas que conducen unas mujeres guapísimas por el río entre acantilados y arrozales rodeados de nenúfares. Los mercados, cientos de mercados, en realidad todo el país es un mercado ambulante, con calles y aceras en las que se vende absolutamente de todo desde las seis de la mañana hasta las tantas de la noche; los que más me llamaron la atención fueron el de Hanoi, el más auténtico, sin apenas turistas, y el de Sapa, de gran colorido por los vendedores de etnias campesinas que bajan de las montañas. Los templos de la Ciudad Imperial, en Hue, y los de Angkor, en Camboya. MARIAJE. Hanoi, la ciudad y sus gentes; Sapa o las montañas, la bahía de Halong, Ninh Binh y sus ríos, y, por supuesto, Angkor. MARIBEL. En cuanto a ciudades, pueblos y paisajes, destacaría Sapa, Hanoi, la bahía de Halong, el río de los perfumes y también Saigón. De naturaleza, el recorrido de Hanoi a Sapa, el viaje en canoa entre los arrozales, el golfo de Tonkin, el Mekong y las playas de Hoi An. Me gustaron también el Templo de la Literatura y las ruinas de la Ciudad Imperial de Hué. Como monumentos, los más alucinantes fueron los templos de Siam Reap en Camboya. Y respecto a sucesos o acontecimientos, el tifón y sus consecuencias, además del viaje en el autobús nocturno (por el modo en que conducen los vietnamitas).



 

6-¿Qué le sobró al viaje? ¿Qué le faltó? ¿Qué cambiarías si pudieras volver a hacerlo? ¿Con qué información previa lo hiciste? ¿Fue suficiente?

 

PEPA. No sobró nada, salvo quizá recorrer tantos lugares en tan poco tiempo, aunque en un primer viaje eso resulta inevitable. Faltó tiempo para conocer un poquito más de cada lugar. Antes de salir apenas abrí la guía porque es difícil leer una guia en frío. Tenía una idea del recorrido que íbamos a hacer y toda la historia o historias acumuladas de la guerra del Vietnam. Durante el viaje poníamos en común lo que cada uno iba leyendo y ahora sabemos un poco más. LUIS. La información previa al viaje fue la habitual: guías Trotamundos y Lonely Planet, blogs de viajeros en internet e información de amigos que habían estado allí. Sobre el terreno, la información directa de las personas que encontrábamos. No iría en bus de Nimh Binh a Hué. Pasaría solo una noche en Hué. No dedicaría dos días a recorrer el Mekong. Plantearía un recorrido sólo por el norte y de manera más descansada. ANTONIA. Lo que me sobró fue el acoso que sufrimos en algunos lugares por el afán de ciertos negociantes por llevarse "el gato al agua", crearon situaciones incómodas y nos generaron desconfianza. MARIAJE. Es difícil eliminarla del plan de viaje porque hay demasiados referentes previos, pero la ciudad de Saigón no tiene demasiado interés. El Mekong quizá deba recorrerse de otra manera; de la nuestra, sobra. Si volviera a Vietnam me ahorraría el sur y me detendría más tiempo en Hoi An (un pueblecito maravilloso). También viajaría un poco más por el norte, cerca de China, e incluso me acercaría a la zona centro fronteriza con Laos. Yo me había informado mucho, tanto con guías e internet, como consultando blogs de viajeros. Leí además el libro de Leguineche antes de partir y otro (no me acuerdo el título), durante el viaje. MARIBEL. Faltó tiempo para sentir las ciudades o lugares por los que pasamos, para patearlas y perdernos por ellas, para descubrirlas. Quizás sobraron kilómetros. El próximo viaje será más selectivo.



 

7-¿Has aprendido algo allí? ¿Qué recuerdo concreto te quedará del país?

 

PEPA. He comprobado que los vietnamitas han sabido perdonar y olvidar. Creo que no guardan rencor a los invasores, incluso diría que tienen fuertes lazos con los franceses, de cuya cultura son en cierto modo hijos, la presencia de la antigua potencia colonial se nota en la cooperación intelectual y humanitaria. Me pareció que no hay diferencias entre vencedores y vencidos de la guerra civil (aunque dicen que Saigon se resiste al norte). El recuerdo más impactante es la llegada a la locura de Hanoi con los millones de motocicletas que inundaban las calles sin dar tregua al peatón. Difícil de olvidar nuestra imagen, agarraditos de las manos, intentando cruzar de una acera a otra. También el tifón fue una experiencia singular. Me hubiera encantado estar más tiempo en Hoy An, incluso me iría allí a pasar el invierno. Es de esos lugares en los que nada más llegar sientes que podrías quedarte seis meses. ¿Lo hacemos? LUIS. Como siempre en este tipo de viajes, se aprende la verdadera dimensión del tiempo y el absurdo de las cosas que en Occidente nos parecen importantes. ANTONIA. He aprendido a diferenciar el territorio de Vietnam. El norte y centro son las zonas más hermosas, hasta la gente es más guapa, da gusto ver a las mujeres vietnamitas con sus trajes típicos, todo delicadeza y elegancia. MARIAJE. He corroborado algo que ya sabía: viajar a tu aire es estupendo. También que las gentes de los países budistas e hinduistas te trasmiten mucha serenidad y alegría. El recuerdo más potente será a la larga la esbeltez de las vietnamitas. MARIBEL. En los viajes siempre aprendes cosas, ya que te acercas a otra cultura o forma de ver y vivir la vida. A mi se me iban los ojos detrás de las mujeres que vendían en los mercados, con sus cestos sobre las espaldas, o iban en bicicleta, con el sombrero vietnamita y el traje campesino, y de otras vestidas a la manera tradicional, tan elegantes, tan hermosas. Me ha gustado la vida en las calles y, en especial, la presencia de mujeres en todos los sitios. Recuerdos muchos… Uno imperecedero, el día que pasamos en la bahía de Halong.



 

8- Vietnam sigue siendo un país oficialmente comunista. ¿Te lo pareció? ¿Qué diferencias percibiste respecto a uno capitalista?

 

PEPA.No se nota el comunismo, aunque según las guías casi toda la economía está controlada por el gobierno. En todo caso, nada que ver con la tristeza y la grisura de los países del este europeos de antes de la caída del muro de Berlín. Todas las ciudades son un gran mercado, y están al servicio del comercio callejero, e incluso de las tiendas de lujo. Al cruzar a Camboya percibimos pobreza en las calles (Asia lo enseña todo) y nos dimos cuenta de que en Vietnam no habíamos presenciado escenas parecidas, lo que me hizo pensar que quizá fuera el comunismo el responsable de la diferencia. LUIS. Se trata de un país tan capitalista como cualquier otro desde el punto de vista económico. Sorprendentemente, ni la sanidad ni la enseñanza son públicas ni gratuitas. Saigón y Hanoi presentan notables diferencias. En Saigón sí hay grandes edificios comerciales, rascacielos de oficinas…. A veces vimos hombres con un brazalete, como si fuesen los comisarios del barrio. En algún momento intentamos hablar con gente joven, pero rápidamente cambiaban de conversación. En Hanoi está presente la iconografía comunista, pero solo allí, sobre todo la imagen de Ho Chi Minh. ANTONIA. No parece un país comunista, pero tampoco se detectan diferencias sociales, apenas se deja notar la clase media y no hay hambre, aunque sí pobreza. MARIAJE. En realidad se trata de una economía de mercado con gobierno de signo comunista. En contraposición a Camboya, en Vietnam no vimos mendigos ni pobreza. Sin embargo, la escuela no es pública y resulta bastante cara para la gente humilde. Tampoco es gratuita la sanidad. MARIBEL. Como gobierno es una dictadura comunista con una economía de mercado. No creo que quede nada de aquella revolución, pero si comparamos Vietnam con Camboya hay significativas diferencias. Se trata de una economía capitalista controlada por el estado. Vietnam es un país pobre sin miseria. En Camboya vimos miseria y pobreza.



 

9-¿Notaste las huellas de la guerra? ¿En qué? ¿Monumentos conmemorativos? ¿Restos de materiales de guerra? ¿Naturaleza desfoliada? ¿Relatos orales de excombatientes? ¿Hostilidad contra Estados Unidos?...

 

PEPA. No vimos ni fue nuestra intención ir a buscar señales de la guerra, como los famosos túneles de Cu Chi que visitan los turistas. Incluso los edificios emblemáticos de la rue Catinat de Saigón parecen haber perdido el aura de gloria que persiste en otros repartidos por el mundo de similar importancia histórica. Creo que el profundo corte con el mundo que hizo Vietnam en los años posteriores a la guerra permitió limpiar el alma de esas construcciones, están ahí pero su capacidad de evocación se ha perdido. No se siente hostilidad a los americanos, y muchos exiliados vietnamitas vienen con dólares para invertir en Saigón, que  está volviendo a ser "la perla del Pacífico". Tampoco hemos tenido ocasión de hablar en serio con nadie. Otra vez será… LUIS. Me sorprendió la nula hostilidad con respecto a Estados Unidos, más bien detecté lo contrario. De la guerra sólo nos habló el capitán del barco con el que navegamos en la bahía de Halong, quien había combatido en la marina norvietnamita. Si no se supiera lo que ocurrió, nadie diría que allí hubo una guerra cruel y devastadora. Lo tienen superado y no ven a Estados Unidos como enemigo.ANTONIA. No detecté interés por recordar o rememorar la guerra. MARIAJE El país ha resurgido de sus cenizas.No hay vestigios de la guerra en lo que nosotros hemos podido apreciar. MARIBEL. Las huellas de la guerra hay que buscarlas en los museos y en los edificios oficiales, además de en las fotos de Ho Chi Min. Diría que sí tienen el recuerdo de todo lo que les costó deshacerse de franceses y norteamericanos, de lo caro que lo pagaron. Alguna gente nos cantó canciones de esas épocas.Me parece que perdura en el pueblo vietnamita las consecuencias de toda esa historia en algo que sentí allí: su dignidad.



 

10-¿Cómo resultaron las relaciones entre el grupo? ¿Condicionó algo el hecho de que viajarais cuatro mujeres y un hombre? ¿Habría cambiado la actitud de los habitantes del país en el caso de que hubierais sido solo mujeres?

 

PEPA.Las relaciones fueron estupendas… Lo esperado, por otra parte, ya que somos personas de trato fácil (menos yo cuando duermo por culpa de mi sonambulismo). Además, Luis acostumbre a estar rodeado de mujeres. Y no creo que hubiera cambiado nada en el caso de viajar sin su compañía. Las mujeres en Vietnam participan plenamente en la vida social, deduzco que su protagonismo en la guerra les abrió el camino más rápidamente que en otros países. LUIS. Las relaciones, excelentes. Nos conocemos desde hace treinta años y ya habíamos viajado juntos en otras ocasiones. El hecho de que fuera con mi hermana facilitó las cosas al poder dormir con ella. Generalmente, estábamos de acuerdo en todo. Pero no oculto que, en algunas ocasiones, me sentía al margen. En otras, se quejaban más de lo necesario. Mandábamos todos, pero yo un poco menos.ANTONIA. No creo que hubiera cambiado nada de haber viajado un grupo de mujeres solas. Vietnam me pareció un país pacífico, sus habitantes no son agresivos, al contrario, muy educados y respetuosos. Y lo de un solo hombre y cuatro mujeres, ningún problema para nosotras. MARIAJE. Todo fue bien, según lo previsto. Para nosotras no fue condicionante el que uno fuera chico (salvo a mí que me tocó dormir con él y me vi privada de las tertulias de mujeres por la noche). No creo que hubiera cambiado nada de haber ido solas. Los hombres de allí son una birria, físicamente hablando. MARIBEL Las relaciones en el grupo fueron muy buenas. Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Viajar, ir de un lado a otro arrastrando equipaje, dormir mal y poco etc. todo eso puede crear alguna que otra tensión, pero se resuelve rápido. A Luis le conocemos tanto y él a nosotras, que el hecho ser el único hombre no influyó en casi nada o nada. En cuanto a cómo veían los de allí el hecho de ir cuatro mujeres y un hombre sólo propició que echáramos unas risas con alguno.

 ....................