Y...UN CORTO ETCÉTERA /// Política

El asesinato en la "corraliza de Valcardera" el 23 de agosto de 1936 de 52 presos internados en la cárcel de Pamplona, uno de los episodios más feroces de la sangrienta represión que carlistas y falangistas ejercieron sobre las fuerzas republicanas, de izquierdas y nacionalistas existentes en Navarra, fue recordado 78 años después en dos

concentraciones en las que participó Mariaje García, colaboradora habitual de La Simiente Negra y nieta del editor pamplonés Emilio García Enciso, uno de los fusilados.  

En la antigua corraliza de Valcardera, lugar de la matanza.

Viaje al horror de Valcardera

23 de agosto del 2014. Pamplona. Son las 6 de la tarde. Nos hemos reunido un centenar de personas frente al lugar donde hasta hace poco estaba la antigua cárcel. Vamos a recorrer los 69 kilómetros que nos separan del lugar llamado "corraliza de Valcardera", en el término municipal de Cadreita, para rememorar, a la misma hora, la saca de un numeroso grupo de presos para ser fusilados allí hace 78 años.

 

Aquel 23 de agosto, domingo, se pronunciaron los nombres y apellidos de 53 hombres en el interior de la cárcel. Después del anuncio de una supuesta liberación, todos los presos esperaban con ansia oir su nombre. Nada despertó sus sospechas. Era domingo, los domingos no se realizaban sacas. Y era el día en que se celebraba la procesión en honor de Santa María la Real. Además, días antes les habían repetido que todos los que no tuvieran delitos de sangre volverían pronto a sus casas.

 

Sin embargo, en un despacho oficial, el gobernador Font había solicitado con urgencia a un funcionario que procediera a realizar los trámites de las “libertades” de los 53 prisioneros que serían fusilados de inmediato por orden de la Junta de Guerra Carlista y de la Falange.

 

Eran las 6 de la tarde cuando subieron a dos autocares y empredieron el viaje al horror. Solo uno, Honorino Arteta, conseguiría escapar.

 

Quienes el 23 de agosto de 2014 nos acomodamos en un autobús, después de que se les recordara tras mencionar cada uno de sus nombres con breves parlamentos y cánticos, realizamos el mismo trayecto, pero no el mismo viaje que ellos. Por mucho que en algunos tramos tratamos de imaginar los pensamientos y sentimientos que debieron tener, durante buena parte del recorrido nos dedicamos a intercambiar nuestros propios pensamientos y sentimientos. Somos familiares que no estamos dispuestos a que caiga sobre los asesinados el manto del olvido. Ese olvido que se ha hecho creer que es necesario, y que incluso fue asumido años atrás por parte de nuestros familiares que sobrevivieron a sus muertos.

 

Hoy podemos y queremos elegir. Y elegimos que no se olvide. Que se haga justicia devolviendo la dignidad a quienes se les impidió con la máxima crueldad vivir con sus ideas, hacerlas crecer, difundirlas.

 

Llegamos a Valcardera. Hace tan sólo dos años se veía la fosa común en la que había habido restos humanos. Ahora ha crecido un campo de maíz donde ellos encontraron una zanja recién abierta en vez de la ansiada libertad.

 

El acto es breve, intenso, reconfortante. Muestras de repulsa a lo que sucedió y de cariño hacia nuestros abuelos, tíos, familiares...Críticas a la inacción de los gobernantes que miran hacia otro lado. Danzas, banderas, jotas. Y vacío.

 

52 muertes baldías. 52 muertes atroces. 52 muertes fruto de la venganza. Y hoy, silencio.

 

Mientras contemplamos el mismo paisaje que vieron por última vez sus ojos, nos sobrevuela un grupo de cigüeñas. Alguien asegura que son 53.

 

Ya no existe la cárcel de la que salieron. Ya no queda apenas nada de lo que era aquel lugar de las Bardenas cuando los mataron. Pero sus familiares queremos que siga vivo el recuerdo de lo que pasó. Nosotros lo guardaremos en nuestra memoria. Pero reclamamos una placa que rememore la matanza en el lugar de los hechos. La verdad de la memoria colectiva lo exige.

 ...................

 ...................