Y...UN CORTO ETCÉTERA /// Conversaciones

Desde la orilla del Támesis

David P. Christopher, profesor de estudios ingleses en Regent’s College London, y autor del ensayo British Culture; an Introduction (Routledge), colabora como firma invitada con una breve reflexión sobre su experiencia en un viaje transoceánico y apuntes de actualidad, desde una perspectiva inglesa, relacionados con dos temas sustanciales en La Simiente Negra: música y fútbol. David, residente durante las décadas de 1980 y 1990 en Logroño, es hincha del Scunthorpe (SUFC), el equipo de su ciudad natal, y del Manchester United (MUFC), que dirige desde hace décadas el escocés Sir Alex Ferguson (SAF). La muerte de Margaret Thatcher ocurrió inmediatamente después de que hubiera enviado estas notas, pero a preguntas del diario caraqueño El Universal comentó que la famosa primera ministra “polarizó la sociedad mucho más que nadie antes que ella... lo que leías, lo que veías, lo que escuchabas señalaba si eras pro o anti Thatcher", y que “odió la BBC hasta que consiguió nombrar dirigentes con simpatías hacia el gobierno”.

 

Aviones como hospitales

Hace pocas semanas, en pleno verano austral, viajé desde Londres a Australia tras el fallecimiento de una tía ingresada en una residencia de ancianos. El funeral se celebró en Adelaida, y sólo dispuse de seis días para ir y volver. Naturalmente, la única forma que tenía de desplazarme era en avión, en este caso volando con Emirates, y el poder cubrir tantísimos kilómetros en un plazo de tiempo tan reducido hizo que me sintiera un privilegiado, sobre todo al comparar la rapidez y comodidad de mi traslado con las dificultades que debieron vencer los antiguos exploradores en trayectos de meses, y aun años.

 

Esa fue, sin embargo, una sensación fugaz. Cualquier viajero de hoy conoce, por propia experiencia, que la realidad es mucho menos halagadora. Olvídate del mundo ideal de los anuncios, del marketing de las compañías aéreas, de la clase de tu billete, del nivel de confort que creas haber contratado. Viajar en avión hoy día consiste en esperas interminables, interrogatorios inauditos (“¿es usted terrorista?”), humillaciones sin cuento (“quítese el cinturón, los zapatos, vacíe sus bolsas… y eso ¿qué es?….  ¿porque lleva eso?”) y hasta poco cuidadosos registros corporales.

 

Y la cosa no acaba ahí. Tras la ordalía en el aeropuerto, sigue  otra, ya en el aire, confinado en el asiento, con comida escasa y de pésima calidad, teniendo que apretar un botón para pedir cualquier cosa de una azafata. Y luego, aún,  la farsa con la recogida/pérdida del equipaje a las cinco de la madrugada, más preguntas en la aduana, registros…

 

Sea cuál sea la aerolínea y la clase en la que viajes, volar a larga distancia es como pasar un día en el hospital. Pero, a diferencia del hospital, al terminar la experiencia ¡te sientes enfermo!

 

Esta semana voy a Leipzig para ver familia de mi mujer. Son sólo dos horas de trayecto, pero en Easyjet. ¿Será igual de desagradable o peor? Por mucho que se trate de Easyjet, lo dudo.

 

La vuelta de Bowie

A menudo pienso en la suerte de la generación que comenzamos a disfrutar de la música con discos de vinilo. No sólo teníamos una colección de elepés de rock, jazz, folk, clásica… También coleccionamos arte. Muchas fundas eran como cuadros, reproducciones de pinturas, dibujos y fotografías que aún despiertan todo tipo de emociones, incluso sin escuchar la música a la que hacen referencia.


Me alegra que hoy día sea frecuente la posibilidad de comprar un vinilo del mismo lanzamiento que aparece en CD. No sé si ocurre así con el nuevo disco de David Bowie, que ha resucitado de su prematura jubilación. En estos días la BBC le ha dedicado muchos homenajes, y acaba de inaugurarse una exposición magnifica, titulada “David Bowie is”, en el V & A (Victoria and Albert Museum).


En 1973 tuve la suerte de verle cuando él y los Spiders from Mars aterrizaron cerca de mi pueblo, en el modesto Top Rank Club de Doncaster. Bowie, que estrenaba entonces su famoso Ziggy, cautivó al público de principio a fin del show con su personalísimo sonido y su aspecto extraterrestre. ¡Fue como si un cohete de aliens hubiera estallado en la ciudad! Tanto ahora como entonces, sigue siendo un músico/actor/compositor excepcional; uno de los más originales e influyentes de los últimos 50 años.


No hace mucho tiempo escuché al más sobrio James Taylor Quartet en el club londinense Ronnie Scotts. Se trata de un grupo de jazz fusión lamentablemente más famoso en el extranjero que en su tierra natal. Taylor lleva décadas tocando en directo sin alcanzar el reconocimiento que merece, pero sigue con el mismo entusiasmo y energía de cuando empezó su carrera. Si va a España, no hay que perdérselo. (http://www.jamestaylorquartet.co.uk)

 

Una temporada para olvidar

SUFC.- Un suspenso. Otra temporada nefasta, la peor de su historia. Desacuerdo total entre los dirigentes, entre los fans y en el vestuario. Sí, ha vuelto el salvador Brian Laws, pero esta vez puede ser demasiado tarde para hacer milagros y evitar otro descenso a segunda (o sea, la cuarta división inglesa).  No hay dinero, ni ganas para una pelea de perros. Me recuerda a los últimos días del CD Logroñes.


MUFC.-  Un notable, a pesar del fracaso en la Champions contra el Real y el árbitro, y en la Copa inglesa contra el gran rival ruso, el Chelsea. SAF todavía tiene ganas de ganar, de seguir en la lucha. Es un incansable, un ejemplo para todo el mundo.


La Selección. - Casi un suspenso, el perfecto reflejo del estado del fútbol inglés a todos los niveles.

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