VIAJES /// Tumbos

Lejos de amedrentarse, o simplemente optar por una existencia sedentaria, tras cada uno de sus cuatro trasplantes de riñón, Cachas redobló sus ganas de viajar y practicar deporte.

Recorrió Marruecos, Estados Unidos, Inglaterra, Brasil y otros países, a solas con Montse, su mujer, o ambos acompañados de amigos. Se convirtió en buen jugador de tenis, ganó medallas en competiciones atléticas de trasplantados y le sacó el máximo partido posible a su tardía pasión por el ciclismo. Pedro López, aragonés de nacimiento, con decenios de actividad profesional en Barcelona y residente desde hace casi veinte años en Menorca, rememora sus salidas en bici con Cachas por la isla y con el grupo de cicloturistas que cada otoño organizaba gozosas excursiones por diferentes lugares de la península. 

Cachas, en segundo término, con el autor del texto, a la izquierda, subiendo Sa Calobra, en Mallorca.

Pedaleando por Menorca, Mallorca y la península

Quienes conocisteis a Cachas recordaréis sus muchísimas y diferentes inquietudes, que le llevaban a interesarse y llenar su tiempo de una actividad permanente, rica y diversa.

 

No sé si para algunos será una sorpresa descubrir que, con gran ilusión, en sus últimos años añadió algo a todo lo mucho que le hacía disfrutar: volver a montar en bicicleta. 

 

¿Os lo imaginabais con maillot, culotte y casco?

 

Un prólogo necesario

En 1990, hace casi ya un cuarto de siglo, un pequeño grupo de amigos (los 10 de la foto) decidieron recorrer en bici tierras navarras.

A partir de ese año, cada otoño, había una cita para un encuentro que esperábamos ilusionados: “las bicis”, le llamábamos. Sobre ellas, acompañados de algunos coches de apoyo, recorrimos y disfrutamos el paisaje, los pueblos y las gentes de  muy diferentes partes de España.

 

El grupo inicial fue aumentando año tras año hasta 2008 en el que, en Menorca, nos juntamos ya más de 60 (no estamos todos en la foto). Con pena, habíamos planteado este encuentro como el último, pues el creciente número de participantes nos iba haciendo cada vez más y más difícil su organización.

Ha pasado el tiempo y somos muchos los que echamos en falta aquella entrañable y divertida cita otoñal. ¿Fue acertada la decisión de ponerle punto final?

 

Cachas, con su bici, y Montse en el equipo de apoyo, participaron en cuatro ocasiones, de 1999 a 2002 (en Madrid, Mallorca, Salamanca y Girona).

Anduvimos muchos caminos, abrimos muchas veredas

Conocí a Cachas aquí, en Menorca, hace ya algunos años. Acababan los 70. Él reformó con su cálida sensibilidad la casa en la que ha transcurrido un tiempo muy importante de nuestras vidas. 

Pasaron años hasta que el comienzo de “las bicis” me movió a volver a pedalear, algo olvidado allá en los veranos de mi adolescencia, que pasé montando a todas horas sillines de bicicletas heredadas. Mi primera bici nueva me la regalaron ¡en 1991!, para recorrer otoñales paisajes manchegos. 

 

Os acorderéis como se volcaba Jose en todo lo que fue su intensa vida: Montse, Joana, sus muchos amigos, sus perros, su casa, su jardín, la música, el dibujo, la pintura, la caligrafía, la escritura, la lectura, los idiomas, la conversación, el cine, la fiesta...

 

Siempre abierto a añadir nuevos intereses, nuestros viajes en bici por España le movieron, como a mi, a recuperar una afición juvenil abandonada .

 

Empezamos a pedalear juntos por esta maravillosa isla. Me descubrió y le descubrí caminos y veredas que hoy sigo recorriendo con recuerdos muy vivos.

 

Cada vez que inicio el fuerte descenso a Biniancolla, hoy asfaltado, le veo lanzarse a toda pastilla cuando era un peligroso pedregal ante el que yo, sin su arrojo, ponía pie a tierra. En el Cami d’en Kane, casi llegando a Mercadal, nos cayó una tromba de agua que nos caló hasta los huesos. Chipiados y tiritando insistía en presentarme a un amigo y enseñarme su encantadora casa, de la que estábamos muy cerca. Me costó convencerle de que en la mía, también cercana, podríamos entrar en calor secándonos y cambiándonos de ropa.

 

Nuestro pedaleo en Menorca le llevó a participar en “las bicis” durante cuatro años, en los que su presencia y la de Montse dejaron huella en el recuerdo de todos. Cachas añadió una nueva actividad a su vida, volcando en ella la gran ilusión y el esfuerzo que le hacían disfrutar. En una de las fotos, lo podéis ver en Mallorca, subiendo conmigo las durísimas rampas de Sa Calobra, ¡que no son moco de pavo!

 

En 2003 no se sintió con fuerzas suficientes para pedalear con nosotros en Burgos. En 2004 nos despedimos en Menorca el 11 de octubre, día en que inicié con Lola el viaje que nos llevaba a “las bicis-15” en Sevilla, recorriendo antes algunos lugares de Castilla, Extremadura y Portugal. Habían pasado muy pocos días, cuando una llamada, no por esperada menos triste, nos comunicó su final. Su recuerdo y su vacío en nuestro pedalear por Andalucía dolían hondo.

 

De vuelta en Menorca, una mañana Joana me emocionó ofreciéndome su ropa ciclista. Cuando pedaleo con ella pegada a mi piel, su fuerte recuerdo lo trae tan cerca que lo siento a mi lado y cuando le veo arrancar con arrojo, me escucho gritarle: Cachas…¡Cachas! ¡no te lances!.

Minucioso dietario cilista de Cachas: fecha, recorrido, kilómetros, velocidad máxima, velocidad media...

"Las bicis"

 

 1. 1990   Navarra

 2. 1991   La Mancha

 3. 1992   Extremadura

 4. 1993   Aragón

 5. 1994   Andalucia

 6. 1995   Soria

 7. 1996   Valladolid/Zamora

 8. 1997   Pais Vasco

 9. 1998   Maestrazgo/L'Ebre

10 1999   Madrid

11 2000   Mallorca

12 2001   Salamanca

13 2002   Girona

14 2003   Burgos

15 2004   Sevilla

16 2005   Cantabria

17 2007   Pais Valenciano

18 2008   Menorca

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