Menci Azagra, a menudo aludida como compañera de viajes, amante

de la naturaleza y alguna otra coincidencia, como haberse casado

con el promotor de esta web, explica en un breve pero revelador texto

las intensas emociones que experimentó al recorrer a pie, junto con dos amigos, el camino pegado a la costa que lleva desde la localidad guipuzcoana de Hondarribi a Donosti.          

VIAJES /// Tumbos

María en un tramo complicado del recorrido.

Hondarribi-Donosti por el espectacular sendero litoral

¡Espeluznante! Es la primera palabra que pude pronunciar, al llegar a Gros, cuando JP me preguntó qué tal nos había ido en la travesía desde Hondarribi a Donosti. Luego, y aunque la excitación tardaría en mitigarse varios días, me fueron viniendo a la mente las palabras que a borbotones habíamos repetido María, Beltri y yo durante la marcha entre risas y exclamaciones: acojonante, maravilloso, agotador, bellísimo…

 

La caminata por el sendero del litoral fue excepcional en varios sentidos, comenzando por el tiempo que nos exigió, un total de 34 horas, desde las 11 am del día 29 de junio hasta mas o menos las 9 pm del día siguiente. Pocas horas para tantas y tan intensas emociones. Nos impresionaron la espléndida escarpadura de la costa, los rincones escondidos en las umbrías, las cavidades, abrigos, arabescos y filigranas que el agua y el viento han esculpido en las rocas del acantilado y...también, por qué no decirlo, quedamos contentos de no habernos arrugado ante el esfuerzo físico que nos exigió el recorrido y ante la dificultad que presentaban ciertos estrechos pasos sobre el vacío. Todo junto hizo que el tiempo se suspendiera sin medida y que en la memoria quede como la feliz aventura de tres andarines, medianamente provistos de palos, mochilas, equipamiento montañero y sacos de dormir, en comunión con el entorno y entre nosotros. Para mi, que nunca había realizado un recorrido tan exigente, resultó una experiencia inolvidable.

 

Salimos lloviendo de Hondarribia y nada más tomar el camino se fue aclarando el cielo. No cayó ni una gota más. Las nubes no desaparecieron del todo y al alternar con ratos de sol, pudimos observar unas luces cambiantes que añadieron un punto de magia al trayecto, incluida una soberbia puesta de sol ante el abrigo en el que pernoctamos. El amanecer tampoco estuvo mal, pero a las siete de la mañana comenzamos el camino que primero nos conduciría a Pasaia y luego, al final del día, junto a la playa de Gros, aún repleta de surfistas.

 

Ha pasado ya mes y medio. La serenidad apacigua el entusiasmo, pero no la conciencia de haber disfrutado de algo nada corriente. Pero, ya vale de palabras. Reproduzco algunas de las fotos que hice con el móvil a modo de muestra, o, más propiamente, de señuelo para animar a visitar el blog (http://www.mendiak.net/foro/viewtopic.php?p=641961#p641961) de nuestro guía-compañero-amigo Beltri, en el que da cumplida cuenta de esta travesía y de otras que ha realizado y realiza por las montañas vascas y de diversos puntos geográficos. Conoce muchas y todas las recorre por parajes espléndidos, como atestiguan las fotografías que toma con sensibilidad naturalística e intención informativa para quienes quieran seguir sus pasos. No os las perdáis.

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