JAZZ /// Discos

Kenny Dorham refinando azúcar

AFRO-CUBAN /// Kenny Dorham

BLUE NOTE, 2002

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El inicio de Afrodisia hace pensar falsamente en un trompetista habanero o santiaguero de refinado timbre, pero nanay. Kenny Dorham nació en el Texas más profundo, se crió en una granja, estud química, boxeó mientras servía en la Armada y, en 1945, como tantos jóvenes músicos negros, aterrizó en Nueva York dispuesto a decir a lo que se terciara. Fue integrante de big-bands y en alguna hasta llegó a cantar blues, asumió el reto de sustituir a Fats Navarro, Dizzy Gillespie, Howard McGhee, Clifford Brown o Miles Davis y, cuando no le quedó otro remedio, vistió de buzo para trabajar en fábricas mientras continuaba sus estudios y ensayos. Acompañante de Charlie Parker en las postrimerías de la década de 1940, miembro del quinteto fundador de los Messengers de Art Blakey en 1954 y promotor de la fugaz formación The Jazz Prophets, su debut discográfico como líder y compositor, Afro-Cuban, en el que se incluye Afrodisia, data de 1955, un año después de haber intervenido en las grabaciones con Sonny Rollins de la reseña anterior.

 

Opacado por los trompetistas de relumbrón con los que debió compartir escenarios y combos, McKinley Howard Dorham (Kenny, Kinny, como le llamaban en su juventud, o KD, las siglas por las que se le conocía en la profesión) completó una reseñable carrera antes de morir con 48 años a consecuencia de una enfermedad renal. Y como tantas veces ocurre, el paso del tiempo ha ido engrandeciendo su figura. Un reconocimiento merecido por su magnífico fraseo con la trompeta, su empeño en aportar un toque personal al bop, su compromiso con la docencia y su apertura a otras músicas como compositor. Afro-Cuba, y discos como Una más y Trompeta Tocatta, prueban con qué sabrosura interiorizó la onda latina. Y Blue Bossa, perla del catálogo de standards, su acoplamiento al ritmo brasileño que hizo furor en la década de 1960.

 

Pese a transitar por caminos en parte recorridos por Dizzy Gillispie, Afro-Cuban tiene mucho de aventura en los cortes iniciales, los que justifican el título, recuperados en 1957 por Blue Note en un elepé con cinco añadidos y carpeta de Reid Miles, diseñador marca de la casa. El concepto de la música caribeña de Kenny Dorham da cabida a tiempos lentos y suaves armonías. Carlos Patato Valdez, el más melodioso de los congueros cubanos, colabora por primera vez en un disco de jazz y entre el resto de intrumentistas hay una equilibrada mezcla de talentos consagrados (Horace Silver y Art Blakey) y otros en plena maduración artística (Hank Mobley, Cecil Payne, Jay Jay Johnson y Oscar Pettiford). Todas las canciones, salvo Basheer´s Dream, de Gigi Gryce, están compuestas por Kenny Dorham, desde la vibrante Afrodisia a la relajada Lotus Flower, pasando por Minor´s Holiday, que encadena solos de trompeta, saxofón y trombón tras la acelerada apertura conguera de Patato. Las que completan el disco (K.D.´S Motion, La Villa, Venita´s Dance y K.D.´S Cab Ride), en línea con la corriente principal del bop, no están mal, pero pasan un tanto desapercibidas. Como le ocurrió a Kenny frente a Dizzy, Clifford, Miles y cía.

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